Lorena Carreño*
En esta ocasión quiero hablarles de viñas, específicamente de la cepa Pinot Blanc el hijo salvaje de la Pinot Noir. Es cierto; la Pinot Blanc o Pinot Bianco en Italia, es realmente una mutación sin pigmento de la Pinot Noir, y como tal es realmente un grupo bastante diverso de mutantes. Lo que se puede decir sobre la Pinot Blanc es que produce un vino blanco (obvio) pero realmente no tan obvio si uno piensa en otro favorito, Pinot Gris, que está bien dotado con suficiente pigmento para dejar atrás a más de un rosado.
Existen tres variedades de Pinot Blanc: pinot blanc vrai (verdadero) en Borgoña, el pinot blanc d’Alsace (de Alsacia) y el pinot blanc précoce (precoz) obtenido en Alemania. Es muy probable que la Pinot Blanc se haya originado en Champange o Borgoña lo que resulta indiscutible cuando uno considera dónde se puede encontrar el Pinot Noir, pero la Pinot Blanc empieza a buscar un nuevo hogar. Así es el mundo loco de las mutaciones genéticas. El Pinot Blanc viajó por todos lados, estableciéndose en lugares cercanos como Alemania, en donde se le conoce como Weissburgunder o «el blanco de Borgoña» y lejos como la costa oeste en el condado de Monterey en California en los Estados Unidos, donde mantiene su nombre. También se cultiva en Italia, Hungría, Uruguay y Argentina y produce Blancos con cuerpo. En Francia, la uva se encuentra particularmente en Alsacia, donde se usa tanto para vinos blancos tranquilos como para el espumoso crémant d’Alsace, en donde es la protagonista.
Pero ¿qué es el Pinot Blanc, y por qué debemos de beberlo? Les diré que debemos beberlo porque nos gusta la variedad, se puede tomar Pinot Grigio, Chardonnay y Sauvignon Blanc hasta cierto punto. Y por otro lado existe un mundo entero de variedad que nos espera, así que por qué no probar el mundo de la Pinot Blanc. Al contrario de otros blancos la cosecha de Pinot Blanc es abundante y generalmente está a buen precio, siempre está disponible y es delicioso. Una razón más es que es el vino de mesa por excelencia frescamente ácido, sin ser cortante o crudo, sutilmente complejo y transparente. La Pinot Blanc es una cepa bastante vigorosa, de producción regular, se adapta bien a los suelos profundos, calientes, rocosos o no y presenta una buena resistencia al frío.
En vista tiene un ropaje amarillo pálido con algunos reflejos verdes. El vino es nítido y brillante. En nariz puede encontrarse afrutado de una manera no dulce con notas de manzana agria y nectarina, pera seca, durazno, adorables notas florales, polen, panal de miel. Hay un balance muy agradable entre lo mineral y afrutado en los vinos a base de Pinot Blanc. En boca es muy centrada con una riqueza fina pero con un impulso verdadero a lo largo del paladar, hay un indicio de dulzura alcohólica, el vino llega a ser redondo y maduro, refinado y fresco con cremosidad ligera.
Respecto al maridaje con vinos a base de Pinot Blanc, puede combinarlo con entradas o también para acompañar el plato principal. Armoniza con todas las preparaciones sencillas, los pescados, las carnes blancas, las aves, platos a base de huevo y quesos suaves.
Lorena Carreño es periodista, especialista en relaciones públicas y sommelier. Puede contactarla en seguirla en Twitter en @LoreCarreno