Cuando se unen dos personas en matrimonio, no sólo basta que éstas quieran vivir una vida juntos para que funcione, sino que intervienen en la relación muchos otros factores que pueden, incluso, romper el sagrado vínculo. Algo similar ocurre con el maridaje entre vinos y comidas. Para hacer aún más símil el ejemplo, basta con mencionar que la palabra maridaje proviene del término francés «mariage» que significa matrimonio; matrimonio entre el comer y el beber, encontrar la pareja perfecta para que ambos elementos se acompañen mutuamente. En la comida mexicana, esta unión se complica, debido a la multiplicidad de sabores que pueden existir en un sólo plato. Sin dejar de lado el toque picante de nuestra gastronomía que, si no se acompaña con un bebestible adecuado, no consigue el mismo efecto en el paladar de los comensales. En términos generales, el maridaje puede ser…

A pesar de la reputación de que los alimentos picantes son difíciles de vincular con los vinos y otras bebidas, hay maneras de hacer de la comida picante y una bebida, un “matrimonio perfecto” si se sabe cómo elegir. Es imprescindible saber, que no existen reglas estrictas sobre los gustos claro está, pero si ciertas pautas sobre la potenciación de sabores y sus mejoras mezclando una comida, con la bebida adecuada, y que las bebidas en una comida, no rebajarán la intensidad del picante, aunque podrían tener un efecto de “placebo psicológico” debido a la temperatura a la que la bebamos. Son los lácteos los que reducen el efecto del picante debido a la Caseína que contienen. La Caseína es una fosfoproteína que neutraliza a la Capsaicina, el componente activo de los pimientos picantes, rodeándola y volviéndola ineficaz. Lo contrario lo producen las bebidas…