Marta E. Alonso. Azul, sí. Y se llama Gik. Un vino que nace de la mano de seis jóvenes españoles con ganas de crear algo nuevo y diferente. Veinteañeros sin ninguna experiencia ni relación con el mundo vitivinícola: ellos son diseñadores, músicos, informáticos e ingenieros que se han buscado la vida para producir vino. Algo que les ha supuesto dos años de investigación y desarrollo en colaboración con la Universidad del País Vasco, además de la ayuda de varios organismos de tecnología alimentaria. Porque este no es un vino cualquiera. Sus creadores defienden que Gïk “no es un vino azul, sino la representación de lo que más nos mueve: la rebeldía creadora”. La idea surgió con el propósito de animar a que las personas creen e innoven en cualquier disciplina que suscite su interés creativo. Para gustos, los colores El color de los alimentos…