*Por Lorena Carreño
Borgoña se ha descrito como una región sin fronteras. Los vinos que se hacen ahí son para apelar al corazón y al estómago, más que al intelecto. La existencia de estos vinos a contribuido sin duda a la suma de la felicidad humana, no pocos conocedores juran que un gran pinot noir de la Côte de Nuits no puede ser superado por ningún vino tinto en complejidad, plenitud y expresión, pues con el clima de Borgoña puede alcanzar una mezcla de finura y potencia, elegancia y fuerza. Los grandes chardonnay de Chablis con minerales adicionales o los caldos de Côte de Beaune de las zonas de Meursault y Chassagne Montrachet, por su cuerpo, textura y estructura continuado siendo originales e ideales.
Pero no olvidemos que en donde hay mucha luz también hay mucha sombra. La Borgoña es una región enorme que abarca características geológicas y climáticas muy diversas y esto lógicamente estimula la producción de caldos con características distintas.
El lema básico de Borgoña es el terruño o terroir y se entiende por él la totalidad del entorno natural de un viñedo, de manera que Côte d´Or ofrece condiciones muy particulares para las tintas pinot noir y gamay y para las blancas chardonnay y aligoté. Los viñedos del Rhône se conocen con el nombre de Beaujolais, aunque este nombre se asocia más con el tinto nuevo ligero, aromático y con mucho color que con la región en donde no hay balsas del tanino agresivo para arruinar el paladar, en su lugar la fruta roja crujiente brillante, alegrada por una acidez fresca como un gran complemento para un plato vigoroso.
Una imagen para describir Borgoña cuando se madura sería el capullo de una rosa; firme, brillante y lleno de promesa al principio y mientras se transforma, lanza más fragancia demostrando una estructura compleja de pétalos que antes no era evidente.
Un vino de Borgoña fino debe tener muchas capas sutiles de sabor de modo que cada nuevo sorbo o aspiración traiga algo diferente y perdurable. Con la edad, un Borgoña pierde la fruta joven brillante y gana una productividad suave y ya con la madurez adquiere sabores de trufas y se nota su paso por madera.
Con toda esta gama la pregunta es cuál elegir; la respuesta, es que personalidad es la que se busca en el vino. Algunos combinan complejidad y delicadeza, otros vigor y entornos terrosos. Lo que si es una verdad absoluta es que en Borgoña el rendimiento es fundamental como criterio de calidad. Comprender Borgoña y su increíble variedad de caldos es una de las grandes fascinaciones del vino.
Lorena Carreño es periodista, especialista en relaciones públicas y sommelier. Puede contactarla en lcarreno@laexperienciadelvino.com.mx o seguirla en Twitter en @LoreCarreno