*Por Lorena Carreño
El principio de la biodinámica, expresa que todo lo que viene de la tierra tiene que volver a ella, atribuido al austriaco Rudolf Steiner, dicha premisa sostiene que la tierra es un ser vivo que interactúa con el cosmos, de manera que debe incorporar una visión global del universo interactuando simbióticamente el suelo, los seres vivos y el cosmos.
De acuerdo con esta teoría, todo lo que se utiliza para la elaboración del vino biodinámico es obtenido de la naturaleza sin intervención de procesos industriales, los fertilizantes y nutrientes de la tierra para el crecimiento de la cepa son preparados de manera vegetal o mineral y su uso es de acuerdo al calendario astronómico que rige el ciclo de la cosecha, con épocas de siembra y pizca determinada. El concepto va más allá del vino como producto terminado y de la bodega como tal.
En el caso del vino, se debe preparar la tierra con abono de estiércol animal, el cual, servirá como protector de las vides para evitar las enfermedades generadas por los distintos tipos de hongos; y de abonos vegetales como flores de manzanilla, flor de diente de león, cola de caballo y corteza de roble. Si nos referimos a la bodega ésta debe tener una construcción curva para representar la infinidad ligada al espacio; en su periferia deben existir el pasto y la paja para absorber la energía del sol que al anochecer transmitirán a todo el lugar.
Aunado a esto, se encuentra el calendario biodinámico que hace clara referencia a las posiciones lunares, las cuales cumplen un rol fundamental en cuatro etapas importantes: día fruto, cuando la luna está en la constelación de fuego y potencia sus matices frutales y una clara adaptación al terroir; día raíz, cuando la luna se encuentra en la constelación de tierra y se pronuncian los matices tánicos tomando las propiedades del terreno; día flor, cuando la luna se encuentra en la constelación de aire y los matices florales se expresan con mayor intensidad y finalmente; el día hoja, cuando la luna se encuentra en la constelación de agua y se potencian los aromas vegetales sobre todo en los vinos blancos.
Para la elaboración de vinos biodinámicos debe conjugarse la ciencia, el trabajo y la sustentabilidad en una conexión entre la tierra y el espacio. Por lo tanto es una cuestión mística y toda una filosofía de vida.
Lorena Carreño es periodista, especialista en relaciones públicas y sommelier. Puede contactarla en lcarreno@marketingq.com.mx o seguirla en Twitter en @LoreCarreno