Al finalizar sus estudios en Guadalajara hizo una estancia en Puerto Vallarta, con Thierry Blouet, propietario del Café de los Artistas. Después de un año en sus cocinas se embarcó como cocinero en un crucero que hacía viajes a Alaska y el Caribe, en donde aprendió la disciplina que requiere el dominio de los fogones. Bajó a tierra para matricularse en la escuela de cocina Luis Irizar, una de las más prestigiosas de España. Una vez graduado trabajó en el Mugaritz (País Vasco), en el Celler de Can Roca (Girona) y el Noma (Dinamarca), listados todos entre los mejores restaurantes del mundo. Su experiencia en las cocinas europeas influyó en forma determinante en su filosofía de cocina y los métodos que utiliza. Ahí aprendió la importancia de la cercanía con la tierra y sus productos, y adoptó la sencillez en las presentaciones dos cualidades…