Por Lorena Carreño Noviembre es el mes del Beaujolais, una bebida que antaño era servida en jarras como vino de mesa para satisfacer la sed de los habitantes de Lyon -la segunda ciudad más importante de Francia-. Aunque su consumo era colosal, era local y sus consumidores estaban acostumbrados a pagar poco por su bebida diaria, pues lo consideraban como un caldo joven sin pretensiones ni reposo y solo para festejar el término de la cosecha. Actualmente Beaujolais es una de las regiones más prósperas de Francia, debe su nombre a la ciudad medieval de Beaujeu enclavada en medio de las colinas, y su prosperidad se debe a la llegada del vino soñado por los comerciantes, el Beaujolais Nouveau. Lo que antes era considerado algo cotidiano, hoy se espera con gran entusiasmo ya que significa la primera producción de ese mismo año, vendimiado en…