Hans Backhoff En países como España, Chile y Francia, la cultura del vino comienza a temprana edad y es algo que se transmite de abuelo a nieto, de padre a hijo. En estas mesas familiares, es frecuente escuchar cuando alguien atribuye su buena salud a tomarse una copita de vino diariamente. El consumo moderado de bebidas alcohólicas, es decir, de una a dos copas al día, ha sugerido aumentar la tasa de supervivencia en diferentes grupos de la población. Los más beneficiados parecen ser hombres y mujeres de mediana edad, pero también los que están en mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. El beber vino tinto ha sido una de las causas por la cual países como Francia, a pesar de sus dietas altas en carbohidratos y grasas, tienen los índices más bajos en pacientes con enfermedades coronarias y arteriales. Por otra parte, estudios…