Por Lorena Carreño*
Llegó la Vendimia o cosecha de la uva, la pizca de este fruto que se convertirá en vino y nos deleitará en el futuro. El periodo de vendimia varía entre febrero y abril en el hemisferio sur, y julio y octubre en el hemisferio norte. Esto depende del grado de maduración de la uva que se desee; es decir, del momento en que la relación porcentual entre los azúcares y los ácidos en el grano de uva han alcanzado el valor óptimo para el tipo de vino que se pretende producir. De manera que si queremos un “vino verde” Portugal podría estar cosechando antes de julio pero si nuestros preferidos son los vinos de vendimia tardía, seguramente llegará noviembre para que eso suceda y una opción podría ser Alemania.
Haciendo cuentas podemos vivir la experiencia de estas fiesta en diferentes fechas a lo largo del año, dependiendo el país en donde nos encontremos. Pero… ¿cómo podemos saber que es tiempo de vendimia? Primero por las condiciones del clima, al aumentar la latitud la uva madura más tarde; generalmente las cepas blancas maduran primero que las tintas. Pero si hablamos de zonas de producción las uvas de las viñas expuestas al sur en el hemisferio norte y al norte en el hemisferio sur madurarán primero.
Como todo lo relacionado con el vino, en la vendimia el ritual es lo más importante, esa serie de acciones realizadas por su valor simbólico ya sea por una creencia religiosa, por costumbre o memoria histórica. La vendimia responde a la necesidad de agradecer la cosecha a Dios cuando la naturaleza ya hizo su parte. Desde la mitología griega se hacían las dionisiacas, los festivales para dar gracias a Dionisos que surgen como símbolo de la alegría por el final del ciclo de la vid. Las Dionisíacas también llamadas Basáricas -del egipcio Nono de Panópolis-, son un poema compuesto entre el 450 y 470 a.C. alabando Dionisos; posteriormente con los romanos se convierten en bacanales en honor a Baco y para seguir agradeciendo el ciclo de la cosecha. Aunque el turismo enológico las está globalizando, lo cierto es que estas celebraciones se remontan a los tiempos en que el vino era el puente entre dioses y hombres.
Cada región las festeja a su manera, se celebran tanto en el viejo como en el nuevo mundo. En las principales regiones productoras son un importante atractivo turístico, uno de los principales detonadores del Enoturismo. el enólogo consultor Richard Smart, junto con el presidente del Comité Mexicano Vitivinícola, Ramón Vélez, aseguraron que de incrementar la variedad de cosechas y fomentar la educación de las vitivinícolas, en México se pueda elevar el consumo y además hacer crecer el territorio de cultivo de uva para vinos a 15 mil hectáreas para el 2020.
Las fiestas de la vendimia se llevan a cabo con la cosecha, esa recolección de frutos que marca el final del crecimiento de una estación o el final del ciclo de la uva; depende del equilibrio entre las condiciones atmosféricas y el grado de madurez del fruto. Su tiempo va variando y eso nos permite tener a los amantes del vino diversas opciones en cada región para vivir la experiencia del ritual y de la magia del pisado de la uva. Cualquier fecha es buena para visitar una bodega y viñedo, pero definitivamente conviene ir a una Fiesta de la Vendimia. Ensenada, en Baja California, puede ser una opción en este verano pues ahí se produce el 90% de los vinos del país.
Lorena Carreño es periodista, especialista en RP y sommelier puede seguirla en twitter @lorecarreno