ANTONIO PALACIOS
‘El otro mundo del vino’ es el libro de un genio revolucionario adelantado a su tiempo y creador de vinos tan originales como Gran Cerdo, No Phone o Nunca Jamás.
Mitos y leyendas del vino: la visión del mundillo del enólogo y viticultor riojano Gonzalo Gonzalo.
Gonzalo Gonzalo es un amigo de esos que pasan y dejan huella por su visión particular del mundo del vino. Considerado el ‘enfant terrible’ de La Rioja es además biólogo y enólogo y, sobre todo, viticultor vocacional. Un genio revolucionario adelantado a su tiempo. Inconformista y respondón, creativo sin límites y esclavo de su propia libertad. Es el autor del libro ‘El otro mundo del vino’ y creador de vinos tan originales como Gran Cerdo, No Phone y Nunca Jamás. Además, le sobra imaginación para dar vida a algunas frases de impacto en su libro que me gustaría detallar y comentar:
1. «Ético es todo aquello que se puede contar a los clientes». Se deduce que hay cosas que un viticultor o bodeguero ocultan como secretillos de alcoba. Si buscamos en Internet la definición del que no dice la verdad, en una acepción encontramos que los principales rasgos es que en general quiere hablar lo menos posible. Aunque el mentiroso a veces suele contar historias muy elaboradas, la mayoría de los cuentistas prefieren ser escuetos. ¿Deberíamos sospechar si en numerosas etiquetas, infinitas, figuran los siguientes supuestos?: uvas seleccionadas de lo mejor de cada viñedo, viñas viejas, antiguas, prefiloxéricas, uvas vendimiadas en su momento óptimo de madurez…
2. «El océano del vino, plagado de barcos desorientados y náufragos» (Wachoski). Tener éxito comercializando vino no es nada fácil, o se va de ‘freaky’ profesional, de hippie pijo o pureta observador de la luna o las probabilidades de éxito disminuyen lapidariamente si no tienes una trayectoria histórica demostrada. Muchas bodegas inician su botadura en los mejores puertos y cuando creen que están navegando, vienen los todopoderosos gurús y les ponen en su sitio, quedando perdidos en la tormenta perfecta de su infancia maltrecha. El sector del vino es muy impermeable: o estás en el círculo o difícilmente puedes traspasar su muralla; o tienes 8 apellidos enológicos o vas de marciano bodeguero. Pero si planeas un modelo de negocio genérico, el típico de 200.000 botellas/año, haciendo las cosas bien, creando empleo y comprando uva al viticultor del lugar, suelta amarras y maneja el timón con fuerza, tarde o temprano llegará la espesa niebla de la incertidumbre injusta.
3. «La niebla tóxica del producto que incluso aliviaba el calor iba directa a los pulmones y cada molécula siguió su camino», (referencia a la aplicación de un producto fitosanitario de marca muy conocía ya desaparecida). Causa como mínimo estupor tal recuerdo de la infancia. Un padre, su hijo y la guerra química en sus manos, el resto del mundo mirando.
4. «El corcho es una femme fatal, juras olvidarla, pero siempre vuelves a ella». De nuevo, según Internet, una mujer fatal es un personaje tipo, normalmente una villana que usa la sexualidad para atrapar al desventurado héroe. Se la suele representar como sexualmente insaciable. Aunque suele ser malvada, también hay mujeres fatales que en algunas historias hacen de heroínas. En la actualidad, el arquetipo suele ser visto como un personaje que constantemente cruza la línea entre la bondad y la maldad, actuando sin escrúpulos sea cual sea su voluntad. Sin duda, una definición exagerada para el magnífico cierre de corcho, pero que encierra ese malestar, cuando aun siendo un material muy idóneo para custodiar todo el esfuerzo realizado en la elaboración del vino, a veces guarda alguna sorpresita desagradable.
5. «Levaduras listas para vinos tontos». Cómo me gustó esta frase. He pasado 14 años de mi vida profesional vendiendo levaduras útiles para vinos buenos. Según el significado de consultor para Gonzalo, éstos son entes celestiales que forman una estela interminable de un sinfín de ángeles aparecidos a los pastorcitos del portal de Belén que, con sus productos enológicos milagrosos, son capaces de convertir el mal en bien, el pecado en virtud, el blanco en tinto, y el tonto en listo. Si les miras a los ojos, intuyes que además se lo creen. Sin embargo, son admirables y necesarios para el sector los consultores y técnicos de la empresa auxiliar que comparten y expanden generosamente con su experiencia global y sus tecnologías el ‘savoir faire’ del vino de calidad.
6. «Pocas cosas tan importantes, como un buen distribuidor. El que tenga estas tres cosas, que le dé gracias a Dios. Pues, con ellas uno vive libre de preocupación. El que tenga un distribuidor, que lo cuide, que lo cuide: La salud y la platita, que no la tire, que no la tire», (adaptación de la canción salud, dinero y amor de Rodolfo Sciammarella). Brillante composición para valorar el trabajo de quien se encarga de llevar el fruto del esfuerzo del elaborador al consumidor. Un buen distribuidor es como el amante más complaciente, pero al que hay que cuidar con mimo y respeto, aunque este debe ser mutuo.
Y nada más que añadir. Solamente que leyendo su libro reverdece en mi memoria la metáfora del filósofo griego Platón y su caverna, donde viven encadenados desde su nacimiento un grupo de hombres que sólo pueden observar sombras, haciendo una alegoría sobre la situación en la que se encuentra el ser humano respecto del conocimiento. En ella Platón explica su teoría de cómo podemos captar la existencia de los dos mundos: el mundo sensible (conocido a través de los sentidos) y el mundo inteligible (sólo alcanzable mediante el uso exclusivo de la razón). En el mundo del vino está claro, el corazón doblega al intelecto.