*Lorena Carreño
He escuchado con frecuencia que al Merlot o lo amas o lo odias; una mirada al pasado quizá nos recuerde que el Merlot era una locura, era muy popular y una de las variedades más plantadas en todo el mundo. Ahora, me encuentro con personas que me dicen que no les gusta más que cualquier otra variedad de uva, la parte divertida de todo esto es que por lo general no pueden decir que les disgusta de esta cepa.
La uva Merlot es originaria del sudoeste de Francia en el país galo es uno de los principales y más afamados vinos, es la segunda cepa tradicional y en importancia de los grandes vinos de Burdeos, ofrece caldos con cierta intensidad colorante, con grado alcohólico elevado y con ligeros aromas afrutados y especiados. Su nombre viene del dialecto bordelés, que significa «petit oiseau noir» (mirlo): el Merlot es la primera uva de la temporada, ese momento en que los mirlos atacan las cepas para alimentarse. Otra teoría asocia el nombre con el color del plumaje del mirlo con el azul negruzco de las bayas de la cepa. Sus sinónimos son Semillon Rouge, Merlau y Bigney.
Hoy en día el Merlot ya no es el Chardonnay de los tintos, si usted es uno de aquellos que lo evitaban piense otra vez en poder saborearlo ya que muchas regiones vinícolas en el mundo han retomado nuevos niveles de plantación con una excelente calidad y competitividad, como son Italia, Europa del Este, Chile, Argentina y México.
Una buena razón por la que el Merlot se hizo tan popular es que puede ser muy seductor, atractivo, fino y suave, por sus maceraciones cortas donde sus antocianos se extraen fácilmente y se reduce el importante aporte tánico de sus semillas es de color rubí intenso si lo encontramos como un monovarietal; y como un excelente compañero si lo mezclamos porque aporta suavidad y carnosidad a otros mostos. Si se trata de hablar del maridaje hay muchos ejemplos de cómo combinarlo y esto se debe a los diferentes estilos y diferentes regiones de la geografía vinícola que están haciendo un excelente Merlot.
Los de clima fresco son elegantes en general y conservan su acidez, son encantadores con casi todos los alimentos. Si tenemos enfrente un buen corte, los Merlot de la costa del pacífico con su mineralidad armonizarán muy bien con los jugos de la carne. Un vino afrutado no es rival para una comida sabrosa a menos que usted esté degustando un pato laqueado en salsa de grosella. El Merlot es suave y sutil, con aroma a frutos rojos, flores y especias como canela, va muy bien con platos con legumbres y frutos secos, con pescados en salsa, quesos de corteza semidura y frutas.
Descórchelo y sírvalo entre 16 y 18 grados, si es joven será agradable porque no presentará gran cantidad de taninos, si no lo es, será verdaderamente expresivo, maduro, elegante, con cuerpo y aromas a cassis, humo, guindas, violetas, trufas y cuero.
Lorena Carreño es periodista y sommelier puede seguirla en Twitter @LoreCarreno