Por Lorena Carreño*
Para estar a tono con el mes de la patria y festejar nuestra independencia, iniciemos el brindis con el Vinho Verde «vino verde», un caldo casi transparente con algunas burbujas bastante fatigadas adheridas a la copa, con un ligero sabor a cítricos y áspera acidez que golpea nuestras papilas gustativas. Pero es precisamente esa acidez punzante la esencia del auténtico Vinho Verde con la ausencia de esa dulzura residual. Nada mal para un aperitivo.
El famoso Vinho Verde de la región del Miño en Portugal es ligero, algo espumoso y semiseco reconocible de inmediato por su botella regordeta y es llamado así porque hay que beberlo pronto, en su primera juventud, no debe su nombre a su color sino a su frescor. La uva Loureiro produce un estilo ligero, crujiente y típico de esta región del mundo; pero si el vino fue elaborado a partir del varietal Trajadura se conseguirá un estilo más suave o por el contrario, un sabor pleno y maduro a partir de la cepa Avesso. Como sea que fuere el caso, inicie los festejos de la independencia degustando una botella helada de Vinho Verde muy seco que será magnífico para abrir boca en este verano.
Continuemos con un blanco, que les parece un californiano, esta tierra del oro cuenta con más de 135,000 hectáreas de viñedos y una producción por encima de los 11 millones de hectolitros de vino al año, la mitad de los cuales son blancos y una buena parte de ellos de la uva Chardonnay que tanta fama ha dado a los caldos californianos. Otras cepas de la región son la Sauvignon Blanc –llamada también Fumé Blanc-, Semillón y Pinot Blanc. En la California vinícola se distinguen dos zonas: el gran valle central volcado a la cantidad de vino sin pretensiones y la franja costera, donde priman la calidad y la elaboración cuidada.
Mendocino, Napa Valley y Sonoma son las regiones vinícolas más importantes de la California costera y en ella se producen blancos de Chenin Blanc y Colombard que encuentran su expresión en la natural jovialidad que caracteriza el sentimiento vital de una sociedad tolerante y que se muestra abierta ante lo nuevo. Un vino de estilo de vida libre, comunicativo y creativo, ad-hoc para nuestro brindis del Bicentenario.
Finalmente no podía faltar el rojo, y que mejor que un vino mexicano. México fue el primer productor de vino del continente americano y los documentos revelan que en este territorio se plantaron las primeras vides de los vinos del Nuevo Mundo.
La propuesta enológica mexicana es resultado de una tierra enorme, microclimas específicos y de hombres que fijan la mirada en horizontes lejanos. La calidad del Cabernet Sauvignon producido en México da para cambiar las costumbres nacionales, con una intensidad cromática de color rojo profundo, son vinos de mucho cuerpo, con aromas a frutos rojos y negros con ligeras notas de eucalipto y pimiento verde; de una gran estructura, astringencia notable y potencia en boca para decir salud!
*Lorena Carreño es periodista, especialista en relaciones públicas y sommelier profesional. Puede contactarla en lcarreno@laexperienciadelvino.com.mx o seguirla en Twitter en @LoreCarreno
“El Vinho Verde es el más curioso de todos los vinos. Es original, joven, refrescante, dietético. No emborracha. Por eso me gusta, sabe respetar la inteligencia”, Antonio Augusto de Aguiar.