RAFAEL BLANCO
Identidad Bierzo, singularidad de Valtuille como orgullo y una fuerte carga emocional. «Tu vino es tu carta de presentación; los míos son un reflejo de mi estado personal». Y quien los hace está en su mejor momento…
El vino refleja tu estado de ánimo en cada momento y es un compendio de las sensaciones que le transmites cuando lo haces». José Antonio García, que hace años dejó lejos otra vida muy distinta para volver a sus raíces y hacerse cargo del viñedo que su abuelo había cuidado con tanta dedicación y tanto mimo en Valtuille de Abajo, vive con contenida emoción su todavía nueva condición de viticultor y elaborador de vino. En realidad, de vinos. Ha sacado el máximo partido de su corta experiencia con un aprendizaje intenso, sin duda como consecuencia de una inquieta observación y un sosegado análisis que le han permitido alcanzar su madurez enológica y, consecuentemente, la de sus vinos.
Es cierto que la base de sus mencías y godellos —y ahora también un garnacha tintorera— son algunas de las mejores viñas de los parajes más envidiables de Valtuille, y eso es mucho decir, pero también que ha sabido definir unos coherentes criterios de elaboración que defiende con abierta sinceridad, valentía y muy buenas razones: las que transmiten sus vinos.
Si su primera elaboración —un Aires de Vendimia mencía— ya nos ponía sobre una pista que convenía no perder, la que ahora presenta, un godello —el segundo de la bodega— con esa misma referencia, es un ejemplo de alta ejecución enológica. Cuida otras once, pero en las seis hectáreas de viñedo propio —en la finca que linda con El Chuqueiro, en La Poulosa y otros parajes míticos— hay cepas centenarias de esa variedad que salpican las de Mencía. La selección de esa uva macera en frío con los hollejos entre 24 y 36 horas, antes de realizarse un escurrido manual —en realidad todo el trabajo en la bodega es puramente artesanal— y encubar el mosto sin desfangado previo para mantener la carga de manoproínas. Las fermentaciones son lentas y muy complicadas, y en el caso de la maloláctica se prolongó hasta seis meses. El resultado de la permanencia durante un año en barrica de 500 litros, otro en depósito de acero y otro en botella es un Aires de Vendimia 2013 muy fino en su primera elaboración —la segunda y la tercera siguen ya el mismo proceso y en las mismas estancias—, de carácter mentolado y con una buena acidez que lo hace fresco y sin duda le permitirá alargar la vida. Lamenta el autor «la falta de cultura» respecto a la maduración de los blancos, cuya evolución es frustrada por la precipitación en la comercilización. Este godello es la prueba del nueve de que ese otro vino es posible.