INÉS SANTOS
Hace 135 años que salió el primer vino Guerra y desde entonces la bodega sigue creando los mejores caldos desde el Bierzo para el disfrute de los paladares más exquisitos.
Fue en 1879 cuando comenzó la historia de Vinos Guerra, una de las bodegas más importantes de la provincia de León y de las más antiguas de España. Antonio Guerra, un auténtico pionero en la elaboración y comercialización de su producto, manteniéndose siempre a la cabeza del sector desde sus inicios. Apostó siempre por las mejores innovaciones en su bodega para dotar de una calidad excepcional a unos caldos que a día de hoy siguen en la cumbre de la enología leonesa.
El abanico de vinos y espumosos fue impresionante, aplicando técnicas importadas como el método champenoise, y las exportaciones a países de Latinoamérica así lo confirmaban. Pero la innovación de esta bodega no se refiere sólo a las infraestructuras y la elaboración, también contó con una fuerte apuesta a la hora de elaborar otros productos como: brandy, anis, aguardiente, vermouth e incluso la Cola York, que fue conocida como la Coca-Cola berciana.
Armas de Guerra
Con el paso de los años Guerra ha multiplicado su carta con nuevos vinos, creados para disfrutar. Todo ello sin olvidar sus señas de identidad y sin dejar de lado a sus máximos representantes Armas de Guerra. Tintos, rosados y blancos de las mejores uvas del Bierzo que expresan con pureza lo mejor del terreno donde nacen.
Las barricas de roble francés y americano le dan al vino la justa cantidad de oxigeno a través de sus poros. Los caldos envejecidos pueden estar desde 3 meses hasta los 14 en barrica durante una perfecta crianza que le proporciona unos aromas característicos a un vino excepcional.
Entorno idílico
La situación geográfica de los viñedos y el clima de la comarca favorecen la maduración de la uva en las variedades autóctonas.
La variedad más importante de la bodega es el Mencía. Los viñedos de este tipo de uva están formados por cepas viejas, con conducción en vaso y más de 40 años. Este motivo hace que las vendimias se realicen de manera manual, para garantizar así la mayor calidad de la uva.
Con todos estos cuidados nace el Armas de Guerra Rosado, un vino que se presenta a sí mismo como un acompañante perfecto para la nueva gastronomía. Con un color rojo cereza, casi más propio de un blanco que de un rosado, y un aroma a frutos rojos maduros y flores silvestres. Dicen los críticos que lo han degustado que en la boca es una golosina de frambuesa, sedoso y vivaz, pero repleto de tradición. Su elaboración pasa por la maceración de la uva, 100% mencía, en frío y una cuidada fermentación que hace de este rosado un dulce trago para disfrutar.