Por Lorena Carreño
La DO (Denominación de Origen) Ribera del Duero tiene poco más de 30 años de fundada, y cuando empezó en 1982 abarcaba algunas cooperativas y un número reducido de pequeños productores. Hoy, son centenares de bodegas las que se ubican en esta región que abarca más de 110 km de longitud en ambas orillas del Duero y la cifra va en aumento. Y es que esta zona se ha convertido en una referencia de calidad mundial, su secreto son los tintos oscuros con sabor afrutado y la notable capacidad de envejecimiento, además de sus variedades principales como la tinta del país o tinto fino, garnacha, cabernet sauvignon, merlot y malbec en las tintas y la albillo en las blancas.
Aunque los mejores viñedos se ubican en la provincia de Burgos con el 85% de la superficie total, las diversas cosechas circulan por toda la DO presentando caldos de excelente calidad –así fue nombrada la vigésima séptima añada relativa a la cosecha 2009- criados en barricas que deben contener como mínimo el 75% de tinta del país, aunque algunas bodegas prefieren hacer vinos varietales.
Las características de la tinta del país o tempranillo como también se le conoce a esta uva noble de Castilla, es la fuerte coloración violácea, destacan aromas a mora que se conjuntan con frutos negros del bosque, taninos estructurados a dulce en sobremaduración con una acidez media.
Aun cuando la cosecha 2009 estuvo notablemente condicionada por los rigores invernales con incremento en las temperaturas respecto a las tradicionales, un claro contraste con la pluviometría registrada que marcó valores más bajos que la media histórica, y pese a la ausencia de lluvias, la viña fue capaz de ir acelerando el crecimiento a lo largo de la primavera y especialmente en el caluroso verano hasta completar la maduración siguiendo la tónica habitual en la Ribera del Duero. Dando por resultado una producción de 87 millones 200 mil kilos siendo la cosecha 2009, la segunda campaña más productiva de la historia de la Ribera del Duero. Estos vinos presentan un profundo color con tonos violetas, elevado contenido de taninos dulces, un grado alcohólico y carga glicérica adecuada en perfecto equilibrio con la acidez apuntando hacia grandes vinos jóvenes y especialmente vinos de guarda.
La fruta en toda su potencia y los tonos minerales que surgen de taninos nobles invaden la fase olfativa de estos vinos, lo que los hace con gran cuerpo, perfectos para su degustación en el momento actual y cuyo potencial permitirá disfrutarlos en el futuro por sus magníficas cualidades.
Si se pregunta en que se diferencia un ribera de un rioja ya que la variedad tinta del país es idéntica a la tempranillo, la respuesta es que en la Ribera del Duero sólo se someten a los procesos de crianza tradicionales tan largos como en la Rioja en casos excepcionales. Si los comparamos, los ribera poseen en muchas ocasiones un color un poco más profundo, taninos más dulces y un carácter afrutado concentrado que tiende más a la ciruela, mientra que los rioja presentan mayoritariamente aromas de bayas rojas. Actualmente ambos en las nuevas cosechas presentan notas de canela en su aroma que se atribuye a la estancia del caldo en barricas nuevas de roble americano.
Lorena Carreño es periodista, especialista en relaciones públicas y sommelier profesional. Puede contactarla en lcarreno@marketingq.com.mx o seguirla en Twitter en @LoreCarreno