Por Lorena Carreño
En esta ocasión quiero hablarle del Châteauneuf-du-Pape, un caldo que desde el momento en que lo pruebe sabrá que es excepcional. ¿Qué tiene de extraordinario? Para empezar le diré que es un vino de mezcla, para su elaboración se requieren 13 variedades de uva. En las tintas se incluye la Cinsault, Counoise, Mourvédre, Muscardin, Syrah, Terret Noir y Vaccarese y en las blancas la Grenache Blanc, Bourboulenc, Clairette, Picardin, Roussanne y Picpoul. Actualmente algunos productores están cambiando la fórmula en donde predomina la Garnacha, Syrah, Mouvedre y Cinsault, lógicamente es un vino con la tipicidad de estas cepas.
Tiene su propia Denominación de Origen, y aunque el Estado Vaticano está en Italia, este vino conocido también como el “Vino Papal” pertenece a la AOC (Appellation d´Origine Contrólée) al sur del Ródano en Francia, y todo se debe a que el papa Juan XXII hizo construir un castillo en esta ciudad en el siglo XIV y propició el cultivo de la vid. Todavía existe un vino procedente de la viña creada por él conocido como “Clos de Papes” que lleva la mención “Terroir Castelpapal» un viñedo de 3,000 hectáreas y que se ubica en los municipios franceses de Châteauneuf, Courthézon, Bédarrides, Orange y Morgues. Un porcentaje considerable de las 73,000 que tiene la región del valle del Ródano con una producción promedio anual de 465 millones de botellas.
El Châteauneuf-du-Pape se considera un vino rústico por sus procesos de vinificación, vendimia manual o la obligatoriedad de cepas en su elaboración, el escudo en relieve en la botella indica que el productor se ocupa de todo esto y eso es lo que lo hace interesante, sobre todo en esa línea clásica que tiene tantos adeptos.
El boom vinícola lo ha posicionado como uno de los caldos más atractivos, pero más que moda es una de las denominaciones con el reglamento más antiguo de Francia. Tanto como la vid en nuestro país que llegó para la liturgia y la consagración de la ceremonia más importante: la Santa Misa.
Aunque por su calidad superior era difícil de conseguir en el pasado, el Châteauneuf-du-Pape no es exclusivo de los papas y podemos encontrarlo en México en tiendas gourmet y clubes de vino selectos, así que podemos descorcharlo, saborearlo y probarlo sin problema. Aproveche el fruto de las vides que lo conforman, esa complejidad, sabor y potencia digna de la edad del vino que por sí misma le brindará una extraordinaria experiencia.
Lorena Carreño es periodista, especialista en Relaciones Públicas y sommelier. Puede contactarla en lcarreno@laexperienciadelvino.com.mx